Andrea
recuerda que todo comenzó a sus 14 años, cuando apenas realizaba bocetos; pero
que a sus 19 años ese pasatiempo se volvió una afición.
“Me
inspira el que es mi propio espacio, puedo hacer de todo un poco”, expresa
Andrea; quien también comenta que sólo necesita unos cuantos pinceles,
cualquier lienzo y manos a la obra. Para ella, pintar es una forma de expresión
y de realizar utopías; porque en la pintura la vida imita al arte.
“Lo
que más amo pintar son rostros y paisajes”, confiesa Andrea; y cuando lo hace
trata de usar colores a su poder o simplemente crea nuevas tonalidades, las
cuales le ayuden a reflejar lo que realmente quiere.
El
pasado 27 junio, decidimos convivir con esta amiga y colega; amante de los
colores, el lienzo y la pintura. Como parte de la actividad, inventamos
pintarnos unicornios en el dorso de la mano derecha; con el objetivo de
simbolizar la unión y el trabajo en equipo, que hemos realizado. Además,
queríamos vivir la experiencia y compartir este talento joven con todos
ustedes.
Cada
quién decidió el color con el que más se sentía identificado y así fue que
Andrea pintó los unicornios. Algo bastante interesante, que se observó es que
cada unicornio era distinto, aunque estaba pintado por la misma persona, el
color de unos resaltaba más que otros.
Otra
cosa que nos gustó mucho y en la que sentimos una conexión indudable, fue
cuando la pintura y el broche iniciaron a hacer contacto con nuestra piel. Hay
cosas que nunca se podrán sentir igual y esta experiencia fue de las mejores,
hoy creemos que pintar te conecta con un mundo realista y otro que te
inspira; a soñar, idealizar y materializar tus pensamientos.
“La vida es un gran lienzo sobre el que hay que arrojar toda la pintura que se pueda”.
Danny Kaye.
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